Muchas veces pensamos que podemos controlar el amor. Y, en ese momento, nos sorprendemos haciéndonos una pregunta absolutamente inútil: “¿merece la pena?”
El amor no respeta esa pregunta. El amor no se deja valorar como una mercancía. Uno de los personajes de la obra La buena alma de Tse-Chuang, de Bertold Brecht, nos habla de la verdadera entrega:
"Quiero estar junto a la persona que amo.
No quiero saber el precio que habré de pagar.
No quiero saber si será bueno o malo para mi vida.
No quiero saber si esa persona me quiere o no
Lo único que necesito, lo único que deseo, es estar cerca de la persona que amo”
No quiero saber el precio que habré de pagar.
No quiero saber si será bueno o malo para mi vida.
No quiero saber si esa persona me quiere o no
Lo único que necesito, lo único que deseo, es estar cerca de la persona que amo”
El intento de controlar el alma
PAULO COELHO
lo único que puedo decir es "gracias".
ResponderEliminarresulta agradable y al mismo tiempo perturbador leer algo que resulta tan personal a pesar de que sea de alguien que me gusta tan poco como el sr. coelho
Muchas gracias por pasaros ;)
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