miércoles, octubre 19, 2005

la excusa para vivir..

“Tengo recuerdos de cosas que no he vivido, pero eso me hace ir despacito, más tranquila, con dos dedos, torpe pero acertando las letras que quiero dar, estoy tranquila.. por fin; al menos ya no siento que me muero por dentro, eso es bueno, no?. Y tengo ganas, pequeñas, pero ganas de empezar otra vez y olvidarme de que esta y cualquier ciudad a veces esta tan triste como yo y notar que estoy cambiando, aunque solo sea un poco, bueno, si es mucho mejor. ¿Has visto que egoístas nos volvemos cuando estamos solos? Espero que tu novio el médico tenga cura para el egoísmo, ¿tú crees que nos enamoramos solo para no estar solos?. Yo creo que me he enamorando de un chico, bueno de su cogote, me encanta el cogote de un conductor de tranvía que no conozco.
Espero que lo que tienes ahora sea lo que siempre soñaste tener, ¿dónde irán los sueños cuando no los conseguimos?, porque a algún sitio tienen que ir, aunque creo que al final los sueños no son más que una excusa, pero una excusa muy gorda; son la excusa para vivir. Por eso a veces también se convierten en la mirada nostálgica de lo que nunca fuimos; ¡qué putada!,Javier. Asumir que nunca serás lo que siempre deseaste, ni esperarlo siquiera, ¡joder!. Deseo, deseo, deseo..
Quiero con todas mis fuerzas ser feliz y con eso hacer también un poquito felices a los que me rodean, eso es lo que siempre quise.”


Piedras
RAMÓN SALAZAR

lunes, octubre 17, 2005

¿Cómo describir algo semejante?


“¿Cómo describir algo semejante? La suave languidez de los sentidos que embriagaba la conciencia, que balanceaba a Ruth con suavidad infinita, las luces azules que llegaban a alumbrar los gozos de aquella lucha agónica, los ojos cerrados que temblaban bajo el abrazo y cómo todo parecía felicidad hasta la muerte, paz hasta el vacío. Entre un hombre y una mujer, entre un cuerpo y otro cuerpo, entre un segundo y el siguiente, se abrían espacios inmensos, que ni el pensamiento podía medir, y mundos enteros que los llenaban.”



De todo lo visible y lo invisible
LUCÍA ETXEBARRIA



simara

..

"Si Manech estuviera muerto, Mathilde lo sabría. Desde la noticia de su muerte ella se aferró obstinadamente a su intuición como un fino hilo, jamás perdió la esperanza. Mathilde es de naturaleza optimista, sabe que si ese hilo no le lleva hasta su amado, no importa, no pasa nada... siempre podrá ahorcarse con él"



Un long dimanche de françailles
JEAN-PIERRE JEUNET


sábado, octubre 08, 2005

once upon a time..

Once upon a time I was with you
In a castle built with dreams we had each night
All the walls were water where the moon would dance
And the floor moved every time we touched

There's no sun now
Stars don't come out
I can't hear anyone near

There's no sun now
Stars don't come out
I can't hear anyone near
Anyone's near

When you left I tried to drown that moon each night
And the water turned to ice that locked me up inside

But there's no sun now
Stars don't come out
I can't hear anyone near

There's no sun now
Stars don't come out
I can't hear anyone near
Anyone's near

Now I found a planet for myself
Where an ocean cares for me
We beat like wounds

And there is sun now
Stars do come out
I can hear everyone near

There is sun now
Stars do come out
I can hear everyone near
Everyone near

And there is sun now
Stars do come out
I can hear everyone near

There is sun now
Stars do come out
I can hear everyone near
Everyone's near


Once upon a time
MARLANGO

jueves, octubre 06, 2005

casi medianoche..

“Era ya casi medianoche cuando llegamos al portal de casa de Bea. Habíamos hecho casi todo el camino en silencio, sin atrevernos a decir lo que pensábamos. Caminábamos separados, escondiéndonos el uno del otro. Bea caminaba erguida con su Tess bajo el brazo y yo la seguía a un palmo, con su sabor en los labios. Arrastraba todavía la mirada de soslayo que me había propinado Isaac al dejar el Cementerio de los Libros Olvidados. Era una mirada que conocía bien y que había visto mil veces en mi padre, una mirada que me preguntaba si tenía la menor idea de lo que estaba haciendo. Las últimas horas habían transcurrido en otro mundo, un universo de roces, de miradas que no entendía y que se comían la razón y la vergüenza. Ahora, de regreso a aquella realidad que siempre acechaba en las sombras del ensanche, el embrujo se desprendía y apenas me quedaba el deseo doloroso y una inquietud que no tenía nombre. Una simple mirada a Bea me bastó para comprender que mis reservas apenas eran un soplo en la ventisca que se la comía por dentro. Nos detuvimos frente al portal y nos miramos sin hacer amago por fingir. Un sereno tonadillero se aproximaba sin prisa, canturreando boleros acompañándose del tintineo de sus arbustos de llaves...”


La sombra del viento
CARLOS RUIZ ZAFÓN